• Inicio
  • Blog
  • Disciplina: ¿Hater o Amichi? Desafiando Prejuicios

Disciplina: ¿Hater o Amichi? Desafiando Prejuicios

La palabra disciplina suele asociarse con obligación y sufrimiento, una imposición. Pero, en esencia, es la constancia de hacer lo necesario para lograr tus metas. No es castigo, sino un acto de autocuidado que te ayuda a construir la vida que deseas.

Disciplina: ¿Hater o Amichi? Desafiando  Prejuicios

El Lado "Suavecito" de la Disciplina: Más Allá del Látigo 

Muchos creemos que la disciplina es sinónimo de rigidez,  de hacer algo a la fuerza. Pensamos en un látigo, en una exigencia constante que ante la mínima desviación ¡ZAS! latigazo sobre el lomo. Sin embargo, existe otro lado, uno "suavecito", amoroso y vital de trabajar la disciplina. Porque ¿sabés qué? no necesitas castigarte para lograr lo que deseas. No importa lo que te digan los crypto bro, tratarse bien no es de vaga, tratarse con suavidad te ayuda a construir una vida valiosa.

Entonces, se trata de entender que la disciplina no es una tortura, sino una herramienta poderosa que podemos construir desde un lugar diferente, apoyada en pilares fundamentales como:

  • El conocimiento: Entender por qué ciertas acciones son beneficiosas para nuestro bienestar físico o mental (por ejemplo, saber que el movimiento es un factor protector de la salud, comerte una frutita, tomar awita).

  • El autoconocimiento: Identificar qué tiene un sentido vital profundo para nosotras, más allá de lo superficial e inmediato. Cuando conectamos con el "para qué" de nuestras acciones, la disciplina deja de ser una carga.

  • El apoyo externo: Contar con un entorno que nos acompañe con paciencia y comprensión, que celebre nuestros pequeños avances y nos sostenga cuando la constancia flaquea. (cuando tu ami te dice, está bien que hoy descanses, no tenés que entrenar todos los días)

La disciplina, desde esta perspectiva, no exige hasta el límite, sino que nos invita a honrar pequeños compromisos con una misma, un paso a la vez, babysteps.

Disciplina no es Ganas ni Motivación: Es Sentido

Solemos confundir la disciplina con las ganas o la motivación. Estas últimas son como un motorcito del momento, el combustible emocional que nos empuja. Pero, ¿qué pasa cuando ese combustible se agota?

¿Viste cuando te retaban de peque y preguntabas "¿por qué?" y te respondían "porque soy tu padre"? Te quedabas con cara de "WTF?", le hacías caso porque era la autoridad, pero por dentro esa obediencia no tenía mucho sentido. Así pasa con la disciplina: si se nos impone o te imponés reglas rígidas "porque así tienen que ser las cosas", lo más probable es que por dentro también se sienta ese vacío y, al poco tiempo, abandones esa conducta y te cueste sostenerla a largo plazo

Ahora, ¿qué pasa si en vez de un "porque sí", empezamos a investigar adentro nuestro el por qué hacemos lo que hacemos? Hay veces que es porque simplemente nos gusta o nos hace bien. Y otras veces, porque tiene un sentido vital profundo. Por ejemplo, mover el cuerpo puede gustarte, pero también puede formar parte de un círculo más amplio de autocuidado y vitalidad que te mueve profundamente.

El Secreto de la Disciplina: Escucharte

La clave está ahí: investigá, preguntate ¿qué es lo importante para vos? Y sobre todo, ESCUCHATE TARADA. Ahí está el verdadero secreto de la disciplina. No te guíes por las ganas del momento, no le creas a tu mente cuando te dice "hoy no". Andá más profundo. Quizás te diga “hoy no” o quizás te diga, “dale, esto es importante para nosotras hagamoslo aunque no tengamos ganas”





Comentarios
Unirse a la conversación
Escribe tu comentario…
Aún no hay comentarios en este artículo
Te puede interesar
Accede con tu cuenta de Dani Ortega
¿Ya tenes cuenta?
Iniciar sesión
Cerrar X